Las organizaciones públicas necesitan que su personal directivo sea curioso. Pero hace falta más. Las organizaciones púbicas requieren, también, que las personas que trabajan en ellas sean curiosas.
En el contexto actual la curiosidad aparece como ingrediente fundamental para el éxito de las organizaciones públicas. ¿Cuáles son su beneficios?
Reduce el nivel de error en la toma de decisiones.
Impulsa la innovación y los cambios positivos.
Reducen el conflicto y la insana competitividad interna.
Mejora la comunicación y el desempeño en los equipos.
Potencia la humildad y el ejercicio de un poder sano y creativo.

Existe una relación positiva entre el nivel de curiosidad y el desempeño individual de las personas empleadas de una organización. Las personas curiosas por naturaleza tienden a aprender más y más rápido. También tienden a mostrar una mayor apertura a nuevas ideas, lo que facilita su adaptación a entornos cambiantes. Suelen hacerse más preguntas, lo que facilita su comprensión de las personas con las que se relacionan y los problemas a los que se enfrentan.
Estas son parte de las conclusiones del Estudio FFWi-InfoJobs sobre la curiosidad en el trabajo en España, donde se analiza el estado de esta competencia clave en un mundo de trabajos complejos y poco definidos. Para la realización de este estudio se ha utilizado una muestra de 11.133 personas residentes en España en la que están representadas una variedad de géneros, edades, sectores, tipos de relación laboral, grupos profesionales y áreas funcionales.
Las IDEAS CLAVE DE ESTE ESTUDIO son las siguientes:

1. La gente, en general, se declara curiosa.
2. Las personas curiosas tienen las siguientes características:
a) Se interesan por variedad de temas.
b) Investigan cómo funcionan las cosas.
c) Experimentan nuevas soluciones.
d) Valoran positivamente las experiencias que les hacen cuestionarse su forma de ver las cosas.
e) Perseveran ante problemas y desafíos difíciles de resolver.
f) Invierten tiempo para estar a la última en su profesión.
g) Les gusta relacionarse con gente que piensa diferente.

3. La curiosidad no distingue de sexo ni de edad. Esto parece desmentir el estereotipo, arraigado en algunas organizaciones, de que las personas de más edad tienden a ser menos curiosas que sus colegas más jóvenes.
4. Las actividades de formación y aprendizaje contribuyen positivamente a la curiosidad en el trabajo de las personas.
5. Emprendimiento y curiosidad caminan juntos.
6. Las actitudes y comportamientos curiosos se dan más en los grupos profesionales donde los trabajos suelen ser más complejos y de límites menos definidos (personas directivas y personal técnico), encontrándose menos en grupos profesionales donde los trabajos tienden a ser más rutinarios.
7. En relación con las áreas funcionales son más frecuentes entre los profesionales de las funciones de I+D+i, Sistemas y Tecnología y Marketing que entre los profesionales de las áreas de Administración y Finanzas, Producción o Servicio a Clientes.
Debemos destacar, por llamativo, el caso de Recursos Humanos, una de las áreas que más dice cuestionarse las normas y las soluciones de siempre, pero, al mismo tiempo, una de las que menos le gusta investigar cómo funcionan las cosas y de experimentar nuevas soluciones.

8. El contexto importa. Se pueden agrupar los factores de contexto en factores relacionados con los compañeros, factores relacionados con el jefe, y factores relacionados con las prácticas de gestión utilizadas en la organización.
9. La presencia de actitudes y comportamientos curiosos entre las personas que trabajan en una organización también está vinculada a la existencia de personas líderes que invierten el tiempo necesario para mantenerse ellas mismas a la última de su profesión y que animan a sus personas colaboradoras a que se mantengan al día de las novedades en su disciplina.
10. Hay prácticas de gestión concretas que contribuyen a desarrollar ciertas actitudes y comportamientos asociados a la curiosidad, como por ejemplo, dejar margen a las personas que trabajan en una organización para experimentar nuevas soluciones y recompensar a quienes aportan nuevas ideas, en lugar de penalizar cuando se producen equivocaciones.

Si queremos organizaciones públicas curiosas, llenémoslas de personas curiosas. Esto se puede conseguir si la organización se preocupa por diseñar un contexto laboral que favorezca que las personas pongan en práctica este rasgo de su carácter. Un entorno de trabajo donde se anime a las personas a que pregunten por qué hacen lo que hacen y a que cuestionen los métodos de siempre. Un entorno de trabajo donde no se penalice a quienes se equivocan porque se han atrevido a experimentar nuevas soluciones y, por supuesto, donde las personas que las lideran líderes sean las primeras en actuar con curiosidad.
Es innegable la importancia de generar conciencia entre profesionales y personas directivas sobre una cualidad humana, la curiosidad, que debe cotizar al alza si no queremos administraciones públicas obsoletas. Mientras tanto, cinco ideas a tener en cuenta para estimular la curiosidad en las organizaciones:
Ninguna pregunta es tonta: La curiosidad empieza con preguntas.
¿Procesos o resultados?: Obsesionarse en cómo se hacen las cosas en lugar de dejar que se hagan no es una buena política y puede estrangular la creatividad.
Lidera la curiosidad: la curiosidad, como la creatividad, se ha convertido en un requisito más para la dirección o el liderazgo y, por supuesto es uno de los pilares de la innovación.
Apuesta por el talento en equipo: las organizaciones más innovadoras y creativas suelen reunir a personas con diferentes habilidades, intereses, fortalezas y experiencias… además de curiosidad por diferentes cuestiones.
Anima y premia la asunción de riesgos: abrirá la capacidad de pensar dentro de la organización aumentará el compromiso de sus personas empleadas con ella

¿Curioseas o te quedas obsoleta? El tiempo no se detiene.
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