Liderazgo en la Administración Pública: entre la resiliencia y la reconciliación
- Lucía Quiroga

- 22 ago
- 2 Min. de lectura
22 de agosto de 2025.
Avanza mi reflexivo verano y en mis observaciones veraniegas, me quedo tranquilamente observando a una hormiga, primero, y después a esas dos palomas que me visitan cada día, me mueva a donde me mueva en este entorno maravilloso y en mi casita de caracol, esas dos "prendas" que de día se pelean, y que, hoy, he descubierto que, de noche, se acurrucan y se dan multitud de besos...
Una hormiga solitaria cargando con el cuerpo de una avispa muerta. Me quedo perpleja porque me pregunto dónde está el resto del equipo, sobre todo, cuando hablamos de hormigas, esas que, aunque tienen claro su cuadro de mando, trabajan en equipo. Puede parecer una escena insignificante, pero, sin embargo, para mí, encierra una metáfora poderosa sobre el liderazgo en la Administración Pública. La persona que lidera de manera auténtica, la verdadera persona líder, no siempre cuenta con un apoyo inmediato, ni con condiciones ideales; muchas veces debe asumir responsabilidades que parecen desproporcionadas frente a sus fuerzas, pero si cuenta con un equipo, si confía en su equipo, si hace siempre de su equipo, su bandera, la cosa cambia. Como la hormiga, avanza con perseverancia, convencida de que su esfuerzo individual repercute en el bienestar colectivo. La resiliencia, la constancia y la visión de propósito son cualidades indispensables en quienes conducen los destinos de lo público. Y eso, entre otras cosas, se hace, en mi opinión, sobre todo, con ele ejemplo...., como el de esta hormiga incansable.
Ahora bien, el liderazgo no se limita a la carga silenciosa. También se manifiesta en la convivencia, incluso en la tensión. Dos palomas que durante el día se enfrentan, pero que en la noche se acurrucan una junto a la otra, nos recuerdan que el no estar en todo de acuerdo y que el conflicto son inevitables en la gestión pública. Los equipos discuten, discrepan y, a veces, chocan. El reto de la persona que lidera a un equipo consiste en permitir el debate sin que este fracture la cohesión, en guiar las diferencias hacia una reconciliación que fortalezca el propósito común.
De la hormiga aprendemos la resiliencia; de las palomas, la capacidad de reconciliación. Ambas imágenes nos muestran que liderar en lo público exige cargar con el peso de la responsabilidad y, al mismo tiempo, cultivar la unidad a pesar de las diferencias. Solo así el liderazgo se convierte en un puente entre el esfuerzo individual y el bien común.
¡Feliz día!










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