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  • Foto del escritorLucía Quiroga

Poniendo la responsabilidad allá afuera...

Aprovechando cualquier ocasión para recordarnos cuántas veces le “echamos la culpa” de cosas que nos ocurren a algo que está ahí fuera, que no depende de nosotras, que no lo consideramos responsabilidad nuestra…


Esta mañana, muy temprano, yendo a la oficina, iba caminando por el maravilloso Paseo del Parque de mi ciudad; es un hermoso paseo, pero tiene el suelo con algunas irregularidades, así es que hay que ir un poco pendiente de los tropezones… De frente a mí venía una mujer con prisa, caminando que casi parecía querer salir volando y, ¡hete aquí!, que tropezó e, inevitablemente, a pesar de sus esfuerzos por mantenerse en pie, cayó de rodillas. Enseguida me acerqué para ayudarla a levantarse. Tenía mucha prisa, me dijo, porque perdía el autobús. Me daba muchas veces las gracias, pero entre “gracias” y “gracias”, a pesar de que yo intentaba explicarle la importancia de levantar más los pies al andar, por aquello de las irregularidades del suelo, ella no me escuchaba. Sólo dijo “¡ay que ver con los resbalones! ¡Es que no sé por qué tienen que ponerse a regar el suelo a estas horas!”


Os prometo que el suelo estaba más seco que una mojama, pero seguro que ella lo vio mojado, o quiso verlo mojado porque así tendría la causa perfecta a su caída, no en sus “malos andares”, no, sino allá afuera, en las personas a las que, insisto, según ella, se les había ocurrido regar el suelo esta mañana.

Como me gusta aprovechar estas cosas curiosas que me pasan, conseguí calmarla porque seguía muy nerviosa y mirándola a los ojos, le dije: “a mí me ha pasado alguna vez esto de los tropezones, aunque aún no he llegado a caerme. Y fíjate, es que me doy cuenta de que, a veces, arrastro un poco los pies al andar, como mi padre hacía”. Y le enseñé, en un par de metros mi modo de caminar. Entonces, me sonrió y me dijo: “quizá lleves razón con esto del suelo y del modo de andar porque, acabo de caer en la cuenta de que el suelo no está mojado, pero fue lo primero que se me ocurrió para justificar mi caída. Muchas gracias por tu tiempo y por haberme ayudado”.


Así es que, recordemos, cuando algo nos pase, en mirar primero dentro, en nosotras y si, de verdad, de verdad, no encontramos la causa, entonces y sólo entonces, exploremos otras vías fuera.

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1 Comment


Paqui Triguero Ogayar
Paqui Triguero Ogayar
Jul 09

Qué maravilla Lucía, eso es vivir en el presente!!

Qué bien gestionado un resbalón, qué amabilidad, que bueno optar por la versión que la otra persona acepte.... Muchísimas gracias😉

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